martes, 25 de agosto de 2009

CAMINOS EXPRESADOS CON FUERTE CANDOR

SEGUNDO CAPÍTULO: PROFESIONES DEBILITADORAS DEL ALMA

Es la profesión mas antigua y conocida del mundo. Un trabajo que nadie enseña, que atenta con la dignidad de las prostitutas. Ningunas lo hace por placer, ni por hobbie, si no por necesidad o por su familia necesitada.
Desfiles de pretextos, salen de sus lenguas congojadas, para tapar sus realidades llenas de tristezas y odio.
Jamás encontrarán un amor que la sigan, ya que filas de amantes diurnos y nocturnos están tras sus pasos.
Las mujeres que caen en dicho trabajo, van mas allá de ser vagas, ellas mismas no optan por su empleo. La falta de predisposición para trabajar, las lleva a convertirse en adictas al sexo con la estética mas detestable que una persona quiere en el fondo.
La prostitución se construye por mucho motivos personales de índole perjudicial.
La falta de cariño y apoyo familiar, de consejos, de un guía positivo, son suficientes ladrillos armadores del castillo aberrante para la mujer.
Son buenas mujeres o chicas que entregan su cuerpo, pero a cambio de dinero, así de simple, sin importar los nombres, los orígenes y los motivos de las citas clandestinas.
Su honor cae en un vacío interminable, para que los altos riesgos se metan en sus acciones laborales.
Su figura a la luz del día, recibe durísimos prejuicios con ojos indiferentes hacia su esqueleto.
Muchas enfermedades, circundan sus huesos amenazando a ellas y a cada cliente que muerde el anzuelo, en medio de su inconsciencia inocente.
Pueden ser tomadas como un vicio encantador, indignas trabajadoras o como apartadas socialmente y preciadas en la oscuridad recóndita.
La prostitución no es una opción a gusto, es una tristeza que forma ríos en los corazones de cada trabajadora.
Desesperación, dudas, congojas, transmiten sus nervios con solo una mirada.
Todas sus historias contienen horror, melancolías y un abanico de heridas sin curar.
Su uniforme lleva un sello, que aterroriza a cada chica, mujer, veterana o anciana, para copiar sus vestimenta, pero con un miedo de rechazo y de una admiración por multitudes sin mirar su sentimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario